El Hospital Zendal cumple dos meses sin sabotajes desde que se instalaron cámaras de vigilancia
Papeleras rotas, redes wifi de uso médico que dejan de funcionar repentinamente, robos de efectos personales en taquillas o la aparición de ropa ‘contaminada’ en zonas limpias de Covid. Esos fueron algunos de los misteriosos sucesos que pusieron en jaque al hospital Enfermera Isabel Zendal durante sus primeros meses de actividad. La situación provocó un aluvión de críticas de los sindicatos contra el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. Desde la Comunidad se apuntaba a «saboteadores» internos. Sin embargo, estos actos dejaron sorprendentemente de ocurrir en cuanto se instaló una nueva red de cámaras de vigilancia. El Zendal ya cumple dos meses sin sabotajes.
El sonrojante episodio de los sabotajes en el Zendal se terminó por las bravas a principios de febrero cuando la Comunidad de Madrid se puso seria. La Consejería de Sanidad presentó una denuncia ante la Policía Nacional. Y esta abrió una investigación para revisar las imágenes de las cámaras de seguridad y comprobar si habían captado algo.
Pero no hubo suerte. Todos los extraños destrozos y robos de material, que dificultaban la operatividad del hospital, se producían en ‘puntos ciegos’ de esas cámaras. Zonas a las que ninguna cámara apuntaba. Eso hizo pensar a los investigadores que se trataba de saboteadores internos, personal del propio centro que conoce los detalles de su seguridad. La hipótesis venía a confirmar la teoría interna que barajaban en el Gobierno de Díaz Ayuso, que decidió reforzar la seguridad de las cámaras.
«Se activó la alarma del hospital a altas horas de la mañana. Tiene que ser alguien que conozca el funcionamiento y los horarios de cuándo hay menos gente y en qué zonas», aseguró en enero el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, cuando explotó la polémica.
La Comunidad ideó un plan de acción para responder a estos sabotajes. En los primeros días de febrero el Zendal inauguraba un nuevo sistema de videovigilancia que no dejaba ‘puntos ciegos’. Como si de un milagro se tratase, los sabotajes se esfumaron de la noche a la mañana. Las nuevas cámaras se colocaron hace dos meses y desde entonces no se ha producido ningún incidente en el Zendal.