Los purificadores de aire han resultado ser un eficaz aliado para mantener la calidad del aire en espacios cerrados.
En época primaveral son también un gran aliado para los alérgicos. Estos aparatos permiten mantener limpio el aire de la casa, ya que eliminan toda clase de alérgenos, como polvo, ácaros, polen o partículas de humo; incluso, disminuyen el riesgo de contagio por coronavirus y controlan la aparición de alergias respiratorias.
Llega la época de alergias. Para prevenirlas podemos echar mano de la tecnología para mantener nuestros espacios libres de polen y ácaros.
Ha llegado la época del año más esperada por los amantes de las flores y más temida por los alérgicos. Durante estas semanas el polen circula por el ambiente provocando estornudos y alguna que otra irritación ocular que los antihistamínicos logran mantener a raya.
Es importante consultar a nuestro médico y seguir sus recomendaciones para saber a ciencia cierta como actuar en casos como este. Pero además, hay otros pequeños gestos que podemos llevar a cabo y que nos servirán para aliviar un poco esa concentración de polen que tantos problemas da a los alérgicos en esta época del año.
Purificar el aire
Uno de esos gestos es utilizar un purificador de aire en nuestro hogar. Estos dispositivos funcionan mediante filtros que pueden retener, en gran medida pequeñas partículas como las del polen, por lo que al dejar menos suspendidas en el aire, los alérgicos lo agradecerán sobremanera.
Pero no es su única función. Los purificadores de aire también pueden servirnos para acabar con esos malos olores y, en algunos casos, también para evitar aerosoles y gases. Todo ello dependiendo de los filtros que utilicen.
Extracción vs filtrado
Hay que tener claro que los purificadores y los extractores son dos cosas diferentes. Estos últimos solo extraen el aire, es decir, son ventiladores que expulsan hacia el exterior mediante un sistema de ventilación. Por el contrario, los purificadores lo que hacen es pasar el aire que ya está presente por sus filtros y renovarlo.
Esto es importante también a la hora de hablar del mantenimiento. La mayoría de los purificadores funcionan mediante esos filtros, por lo que habrá que prestarles atención y fijarse bien en cuál es su tiempo de vida útil. Así sabremos cada cuanto tiempo hay que cambiarlos, aunque lo habitual suele ser cada seis meses o una vez al año, dependiendo de la marca.
Colocación de los purificadores
Si nos hacemos con uno de estos dispositivos, tenemos que tener muy claro dónde colocarlos en casa para que sean lo más efectivos posible. Y según los expertos, lo ideal es que estén lo más cerca posible de la zona de aire que consideramos ‘no puro’. Esto es, una puerta o una ventana, para que vaya filtrando todo lo que entra y lo convierta en aire libre de partículas.
Una vez instalado, debemos tener en cuenta la necesidad de ventilar la estancia una vez al día para renovar el aire. No obstante, con 15 minutos será suficiente para mantener ese equilibrio. Y después de cerrar la ventana, ya podemos volver a encender el purificador para que elimine todas las partículas que queden en el aire.