¿Podemos consumir alimentos caducados?

El mejor consejo para no sufrir ningún problema es respetar la fecha de caducidad o tener muy presente la fecha de consumo preferente

La salud es lo primero, esta frase la escuchamos a menudo. La dicen nuestros abuelos, la repetimos todos cuando pasado el sorteo de la Lotería de Navidad no nos ha tocado ni un reintegro. La salud es tan importante que cuando no la tenemos es lo primero que queremos recuperar. Por salud algunos se machacan en el gimnasio todos los días y otros mantenemos a raya la báscula. Para todos es muy importante la alimentación y el saber qué comemos, cómo lo comemos y hasta cuándo lo podemos comer, nos va a ocupar las siguientes líneas.

Como la salud es lo primero, debemos consumir alimentos que estén en perfectas condiciones, en lo que podríamos llamar su vida útil porque será cuando tengan sus propiedades específicas y funcionales “a tope”.

Todos sabemos si una fruta o una verdura está bien y la podemos comer por su sabor, olor y su aspecto que ya nos da bastantes pistas. Pero y ahora que tenemos de plena actualidad “la crisis de la listerioris”, los alimentos envasados, ¿están en perfectas condiciones para no poner en peligro nuestra salud? ¿En qué debemos fijarnos para saber si son aptos para el consumo?

“Lo primero que hay que mirar en un alimento para no poner en riesgo la salud es fijarnos si tiene fecha de caducidad o fecha de consumo preferente. ¿Con qué no nos tenemos que jugar el tipo? Consumiendo alimentos que llevan fecha de caducidad una vez superada la fecha que indica el fabricante porque si se supera corres un riesgo” advierte María Rosa Urdiales, miembro de la Junta de la Sociedad Española de Seguridad y Calidad Alimentarias (SESAL) e inspectora veterinaria del Área Sanitaria de Gijón del Principado de Asturias.

Lo primero, por tanto, es diferenciar estas dos cuestiones a la hora de saber cuándo un alimento ya no lo podemos consumir: la fecha de consumo preferente o fecha de duración mínima de un alimento que nos indica el tope hasta que un alimento conserva todas sus propiedades funcionales, específicas, siempre que se haya almacenado y conservado correctamente.

Por otra parte, está la fecha de caducidad, que se utiliza para establecer la fecha útil de un alimento a partir de la cual ese alimento puede suponer un peligro inmediato para la salud humana. Esto nos lleva a un axioma: no podemos lanzar el mensaje de que cualquier alimento caducado se puede consumir con seguridad.

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