El Picudo Rojo preocupa, y mucho .

Tanto los propietarios de huertos de palmeras, como los ciudadanos que las tienen plantadas/diseminadas en sus casas de campo o en núcleos urbanos, como el Ayuntamiento ilicitano están inquietos por el devastador «picudo rojo» que se está llevando por delante miles de ejemplares.

En el debate político se acaban de alzar voces desde el Partido de Elche reclamando que se destinen 200.000 ? del presupuesto municipal y la creación de una «brigada verde», dotada con al menos 20 personas, dedicada a combatir una plaga tan dañina.

Durante estos últimos días han saltado también a la palestra informativa noticias que evidencian hasta que punto el «morrut roig» trae en jaque a todos. Los palmereros acaban de poner el grito en el cielo tras comprobar, según denunciaron el pasado día 30 de enero, la presencia de palmeras infectadas, taladas y amontonadas junto a huertos en los que aún no ha entrado a saco el temible bichejo.

Exigían los atemorizados agricultores a las autoridades autonómicas que retiren urgentemente las palmeras infectadas para evitar el «contagio». A deducir por sus quejas, los efectivos destinados a retirar las palmeras «muertas» tienen lista de espera. Tanto la brigada municipal como los camiones de la empresa pública dedicados a recoger los ejemplares infectados parece que no dan abasto. Y ese tiempo de respuesta preocupa.

Algunas voces autorizadas hacen especial hincapié en la necesidad de hacer frente a la «epidemia botánica» poniendo en marcha dos urgentes iniciativas: Por un lado un frente común, en el que estuvieran implicadas todas las administraciones (local, autonómica, estatal y hasta europea); y por otro la aplicación de un macroplan de choque para poner coto a la plaga.

Esta última acción pasaría por dotar con mayor personal a la brigada municipal de vigilancia/alerta y por aumentar tanto la flota de camiones como los efectivos humanos encargados de retirar y triturar los ejemplares infectados. Es decir que recibida una alerta de un foco con «picudo», la respuesta «exprés» fuera de entre 48 y 60 horas.

A ese período de intervención inmediata y reactiva, le debería seguir otro proactivo de máxima vigilancia y con un intenso S.O.S marcado por el control, la revisión y por los tratamientos, léase desde las aplicaciones fitosanitarias autorizadas, hasta los más sofisticados medios que tienen que ver con el «trampeo», perros especializados, microondas o los que se vayan incorporando como más eficaces.

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Aseguran los que saben de esto que, con planes similares marcados por un amplio catálogo de medidas reactivas/proactivas, algunos países como Israel o Malta han logrado controlar la plaga del «picudo rojo» que no entiende de fronteras.
Lo que parece evidente es que la capacidad de reposición de ejemplares no puede ir al mismo ritmo que la destrucción de estos pues hay que recordar que muchas de las palmeras que «mueren» tienen cien años de vida o muchos más. Tremendo jaque a tan longevo ciclo natural.

En lo que coinciden muchos entendidos es en asegurar que el perímetro más sensible, enmarcado en el palmeral histórico, sí que está bajo un control más sensible y permanente; pero el mayor riesgo estaría en los ejemplares diseminados por el Camp d’Elx, los núcleos rurales, las casas deshabitadas durante meses, las propiedades menos frecuentadas, etc.

Hay que recordar que hace ahora justo un año, (9-02-2013), el secretario autonómico de la Conselleria de Agricultura, Joaquín Baño, cifraba en 40.000 los ejemplares que llevaba arrasados el voraz insecto en tan solo dos años. Baño hizo públicas esas tremendas y preocupantes cifras tras mantener una reunión por aquéllas fechas con la alcaldesa de la ciudad, Mercedes Alonso, y con el concejal responsable de Vía Publica, Manuel Rodríguez.
Urge poner en marcha cuanto antes un frente común con el fin de parar y controlar la plaga del «picudo».

Si, como parece, es muy difícil erradicar el bichejo, al menos habría que «blindar» el palmeral. Acabamos de saber que desde el Consistorio ilicitano se ha solicitado una reunión con autoridades autonómicas y estatales con el fin de impulsar un macro plan «antipicudo». Ojalá que llegue a tiempo. Ese «escudo protector» frente al «morrut roig» debería ponerse en marcha ya mismo.

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